lunes, 9 de agosto de 2010

"Indian Creek" Soriano (escalar en la Laguna Negra)


No habían comenzado del todo bien las vacaciones. Motivos de salud de mi madre me hicieron pasar varias noches de vela en el hospital. Afortunadamente, cuando ya daba todo por perdido, mejoro su estado, animándome ella misma a disfrutar de los pocos días de asueto que me quedaban.


Lorenzo me llamó el jueves a la mañana, con la idea de quedar para ir a Morata el viernes por la tarde y así, afinar un poco los dedos. No le aseguré nada hasta ver la evolución y el informe médico.

Esa misma tarde me llamo Chabi. Quería confirmar si iba a ir a Morata. Le conté que ya tenía el informe del médico y que si esa noche seguía bien la evolución, al día siguiente por la tarde me iría a Soria para continuar las vacaciones. En cualquier caso, le comente si le apetecía podíamos ir para allí y escalar por la zona del Urbión. Me contesto que me llamaría para decirme algo al respecto.

Cuando me volvió a llamar ya tenía trazada la estrategia. Maestro -¿que te parece si pasamos la tarde del viernes haciendo deportiva en Morata y de allí con la "furgo" (le tengo que poner nombre, porque sabe más de nuestras vidas que nosotros mismos) nos vamos a Soria. Después, cena, cerveza y mañana a trepar por las tierras de Alvargonzalez (Urbión - Laguna Negra)?-. Evidentemente no me negué.

A las 16.00 horas del día siguiente ya estábamos atándonos a la cuerda. Pasamos unas horas divertidas en el sector de "la pared perdida" de Morata, en las que entre "pegue" y "pegue", Chabi nos intentaba convencer de las bondades de su método de "no entrenamiento", puesto que según su teoría al descansar los mecanismos de supercompensación de su organismo "no entrenado" permitían hacer más grado (el también se pinza). Tuvo razón, los dos primeros pegues se defendió dignamente, después, una vez "petao", no dio "pie con bolo". Las risas estuvieron garantizadas.

A las 09.00 del día siguiente, salimos de Soria dirección Burgos. Cuando llegamos a Cidones dejamos la carretera nacional para dirigirnos a Vinuesa y de allí a la Laguna Negra. A las 10.00 estábamos en el aparcamiento.

Para acceder al circo que forman las paredes entrono de la laguna, sólo hay dos posibilidades, la primera recorrer a pie unos 2 kilómetros de pista asfaltada o bien, tomar un autobús que por el módico precio de 1 euro hace el trayecto de ida y vuelta. Chabi preguntó por el helicóptero pero le dijeron que ese día no volaba que el piloto estaba de "exceso de jornada", así que a regañadientes conseguí convencerlo y optamos por el autobús.


Por fin después de tan fatigosa aproximación nos encontramos ante las paredes de la laguna. Sólo por el paisaje ya merece la pena la visita, pero si además vas a escalar "flipas" con las posibilidades de la zona. Es una amplia muralla, yo diría, de más de 500 metros de longitud y con alturas de hasta 90 metros. Posibilidades infinitas para la escalada, placas, diedros, chimeneas, fisuras chimeneas, fisuras, desplomes, techos etc. Vías equipadas (las menos) y vías de buscarte la vida desde el primer metro (el resto). En fin un paraíso, al que sólo hay que ponerle un pero y es que las vías, al ser poco transitadas, están sucias de vegetación y musgo lo que añade un componente mas de incertidumbre a la escalada.

Después de mucho patear, "de acá pá ya" y buscar un recorrido para la primera toma de contacto, nos metimos en la vía llamada "concha", de la que teníamos una reseña de los años 80. Imaginad V/V+ "ochentero"


Chabi sin pensarlo se puso el arnés, se colgó el material y se metió en el primer largo. Una placa de unos 30 metros (V+) protegida únicamente por tres spits y un clavo hasta entrar en la reunión en una enorme plataforma en la que hay un pino. Es un largo de sangre fria, de los de tener "temple", por los alejes de los seguros y la singularidad de la roca llena el musgo.

Cuando entré en la reunión no pude hacer otra cosa que felicitarle. Inmediatamente continué, unos 8 metros, por un amplia repisa llena de matorrales para posteriormente montar con un friend y dos fisureros, otra reunión bajo la fisura que marca el inicio del segundo largo (V).

La anchura de la fisura me permitía progresar empotrando los puños, al más puro estilo de yosemite, las protecciones (friends y fisureros) entraban "a muerte", lo que te dejaba disfrutar con seguridad de cada metro de pared. En ese estadio de absoluta concentración, inicié una travesía hacia la derecha por una marcada "vira" para cambiar de fisura, puesto que por la que avanzaba se cerraba. Al inicio de ese segundo tramo observé como junto a un pitón de roca había un fisurero y dos mosquetones que indicaban un antiguo abandono de la ruta. Recorridos unos ocho metros más y después de colocar un friend, me di cuenta que había utilizado el ultimo quedándome tan sólo tres fisureros. Evidentemente la situación no era grave, pero no me apetecía apurar, por lo que me descolgué del último seguro y monté una reunión con los fisureros que quedó de libro (disculpad la falta de modestia).

Cuando llego Chabi a mi lado, no daba crédito por la belleza del largo y por el "tinglao" de reunión montado, sencillo pero "potente". A continuación inició el tercer largo por la misma fisura (V), de la que todavía quedaban unos quince metros, utilizando toda la "quincallería" que pudo. Después estábamos arriba haciendo fotos.

El día no dio para más, debíamos marchar para atender compromisos familiares, pero antes nos marcamos objetivos futuros en estos parajes tan singulares. Fisuras, techos, diedros perfectos parecía que habíamos estado escalando en Indian Creek (USA), sólo nos faltó una "budweiser" pero la sustituimos con una "mahou" bien fría .

No hay comentarios:

Publicar un comentario