martes, 13 de abril de 2010

Un día cualquiera


Un día cualquiera, suena el despertador y te levantas para ir a trabajar. Desayunas, después, ya en el baño, te miras al espejo... ves tu "careto" y... te preguntas... ¿qué hago aquí?, vuelves a la cocina, te asomas a la ventana y ves que el día amanece no muy despejado pero todo indica que el tiempo puede mejorar. Una idea recorre rápido tu mente pero la desechas, y vuelves al baño con la intención de afeitarte (esto de ir mal afeitado no está muy bien visto), no quieres volver a mirar al espejo pero sabes que va a ser inevitable y cuando lo haces te vuelves a hacer la misma pregunta, sólo que esta vez de forma más contundente... ¿que coño haga aquí hoy?. A partir de ese momento todo sucede rápido: dos llamadas telefónicas, la primera a tu jefe para pedirle fiesta (sabes que el te comprende porque le gusta tanto el monte como a ti) y la segunda a un amigo para ver si con un poquito de suerte y precipitación puede quedar hoy contigo.












Son las 10.00 de la mañana y estás junto a dos amigos "foqueando" por las laderas de la estación de Candanchu, hay muy poca gente, y eso se agradece. Debido a la premura de la planificación no tenemos claro que vamos a hacer, lo único que sabemos es que vamos dirección del collado de Tortiellas para ver que se nos ocurre. No pasan muchos minutos cuando coincidimos fijar un pequeño objetivo que estamos viendo, un corredor de unos 200 metros de longitud y de inclinación moderada (35º a 65º), con una zona de escalada en terreno mixto y una pequeña cornisa de salida.


La actividad es entretenida y mientras escalamos ponemos en practica diferentes técnicas de progresión y reunión, no tenemos prisa y lo único que nos preocupa es disfrutar, y vaya que lo hacemos, aunque sin perder la concentración. Cuando salimos del corredor nos dirigimos por una amplia arista hacia una punta que nos sirve como excusa perfecta para hacer foto de cumbre. El descenso hasta el coche lo hacemos esquiando.










Como manda la tradición después de cada actividad, cerveza, pincho y "charrada" en un bar de Canfranc. A veces un impulso puede convertir "un día cualquiera" en un "día perfecto".


1 comentario:

EL CHELEGAL dijo...

ojala todos los dias cualquiera fueran dias perfectos. bonita activadad

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